Antes quiero decir que este post ha cambiado de rumbo, ahora es mucho más "cerebral" y ya no tan wevero. Uso este mismo blog, a pesar del cambio de temática, porque sigo siendo yo y, no lo puedo negar, porque ya es un poco conocido y esto facilita la llegada a más gente. Hablando con sinceridad.
Acá les dejo el post de hoy... reflexionando ando. Saludos!
Desde niños nos preguntan qué queremos ser de grandes… los “grandes”
que al final son niños jugando al juego de la adultez, sumergidos en un sistema
que fingen entender… con esas preguntas sólo logran que los niños empiecen a
preocuparse por algo que aún no les toca (al igual que hicieron con ellos y así
sucesivamente, si miramos hacia el pasado). De esta manera lo único que se
logra es tener niños rebeldes por no entender lo que sucede o sumisos por el
miedo a lo desconocido (infundado por nosotros mismos al plantearles tan
temible pregunta) es lo que se apodera de parte de sus pensamientos y por lo
tanto en su forma de vivir. Y si esto fuese poco, no se da opción a cambiar, a
mutar, a descubrir cosas nuevas dentro de las cosas que ya conocen para que
tengan la oportunidad de decidir si están de acuerdo o no.
Cómo se pretende que un niño de 10 años responda lo que va a
ser/hacer a los 20 años… ¡Es la cantidad de años que dobla su tiempo de vida!
Ahora nos toca a nosotros cambiar las cosas, voltear la
tortilla y dejar a los niños seguir su camino, su intuición, sus instintos y
que de esta manera lleguen a eso que los hace felices, no lo que los hará
felices en un futuro, sino que los hace felices aquí y ahora; debemos aprender a
confiar en que las cosas se van a dar de la única manera en que tienen que
darse y a respetar el destino ajeno, por más que sean nuestros hijos, sobrinos,
nietos…. Es su vida, nosotros sólo los estamos protegiendo y guiando.
Repetir esa historia sería mantener a la humanidad dando
vueltas alrededor del mismo clavo, sin llegar a ningún sitio, sin descubrir que
la manera de llegar a esa felicidad tan anhelada es nada más y nada menos que
la simpleza; eso les y nos permite estar presentes en el momento presente,
concentrados en lo que se está haciendo y manteniendo en mente la meta por la
que se está trabajando. Teniendo el pasado y el futuro como referencias, no
como limitaciones.
Y no sólo lo digo yo y algunos otros “locos”… lo dicen los
mismos niños y están siendo escuchados; aquí, la prueba http://bit.ly/1fcjuM8
Un profesor alguna vez nos dijo algo que me pareció muy
lógico y me gustaría poder aplicarlo a todo lo posible; dio este ejemplo, un
niño es malo en matemáticas y bueno en lenguaje, ¿qué sucede normalmente? Que los
papás busquen la manera de fortalecer esa debilidad del niño hacia las
matemáticas y dejen de lado el lenguaje porque en eso le va bien. Esto parece
lógico, pero ¿es correcto? ¿Es la mejor manera de fortalecer a ese niño como
persona y contribuir al grado de seguridad que tenga sobre sí mismo? ¿O es sólo
la intención de que pase de año?
Nuestro profesor concluyó con esta idea: que se haga lo
opuesto, que se preste más atención a sus fortalezas; es decir, incitarlo a
leer, a estudiar más sobre lengua y tan sólo ayudarlo a pasar el curso de
matemáticas, desde ya se ve que es algo que no le interesa y que puede tener un
muy buen futuro si hace lo que realmente le gusta y puede disfrutar más si es
algo que puede hacer con facilidad.
En la manera común, que sería el principio del ejemplo, de
cierta forma se anulan sus dones, dependería de él y de su fuerza de voluntad,
caer en la cuenta de que ese puede ser su camino. Y en la segunda propuesta,
creo que los resultados son obvios.
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